temporada de tormenta 


texto por Diego Bianchi

A veces por la calle necesito entornar los ojos para ver menos y para desdibujar las cosas, para ensoñar las formas o para sintetizar el mundo. Una buena guerra de almohadas, quien se la haya perdido, hoy cuando vuelva a casa… ¡almohadazos! ¡almohadazos!

Los momentos.

Qué difícil es capturar un momento de magia, la realidad descontrolada desborda al arte en gracia y abundancia. ¡Basta de ficción! ¡Basta de realidad! Gritan a uno y otro lado de la grieta.

Es un intento desesperado de ralentizar el tiempo de las cosas, que lo efímero sea eterno. Y tener el mismo talle siempre.

Otra almohada en la mañana retiene la forma del durmiente…¡click!

Entonces una forma es una contingencia que persiste en el tiempo…un instante en el flujo, la coincidencia extraordinaria que permite un intercambio perfecto, de repente las cosas son iguales a sí mismas, significado y significante se desvanecen.

Pero hay que interrumpir porque siempre viene el arte a interrumpir para dejar congelada la imagen en su versión perfecta.

Las esculturas son el resultado de un combate con el universo entero.

¡Qué anhelo! Encontrar un elemento blando y moldeable, receptivo y amable. “…peludo y suave tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.”

Pero que lo resista todo. Al tiempo y a la gravedad, a la humedad y a todos los cataclismos venideros. Siempre refulgente.

Pero… ¿me está pidiendo que la abrace?

Estas esculturas me desvían los ojos, confunden mis sentidos.

Puedo palpar la guerra y presiento lo fácil y lo imposible al mismo tiempo.

La obsesión formalista es una exquisita condena a friccionar siempre con el caos del mundo.

Si pudiera hacer esculturas cuando limpio la casa, cuando ordeno los muebles, cuando acomodo el cubrecama.

Para que las esculturas sean frescas deberían aparecer espontáneamente en el flujo, en el medio de nuestros actos. Así, como una especie de intercambio perfecto… de repente otra vez las cosas son iguales a sí mismas…

La exhibición sirve si es un drama detenido en su clímax, un desfile de adrenalina que confunda y conmueva. Qué todo sea estridente y lujurioso y exagerado para que esté todo fuera de control, que vuelen las almohadas otra vez por el aire.

Just Jessica, artista ninja, luchando contra todo, con las texturas, con los brillos, con la forma del aire, del viento que te infla la ropa en medio de una tormenta rabiosa, luchando en brazadas y abrazos desesperados.

No encuentro mejor motor que la desesperación para hacer arte.

Ni mejor método que la batalla.

Septiembre 2022

©2021  -  Jessica Trosman   -  Diseño  Wohl Studio