jessica trosman
por Esteban Feune de Colombi
¿Cómo se escribe una biografía? Y más aun, ¿cómo se escribe una brevísima biografía en diez líneas? ¿Quién es alguien?, ¿quién es uno?, ¿varias, varios?, ¿y quién no es alguien? ¿Se dirá primero, por decir primero, que Jessica Trosman tiene dos hijos, ojos azul zafiro, padres que se llaman Susana y Quique, vitalidad contagiosa y un título de Traductora Pública? ¿Vivió en Estados Unidos y nació en Buenos Aires no importa mucho cuándo? ¿Sí o no? Sí, pero podría haber nacido en Kioto. O en Estocolmo. Y de todos modos se habría encontrado furibundamente consigo misma.¿Se dirá que fundó trosmanchurba todo-en-minúsculas-junto-a-Martín, que fundó Trosman, que fundó JT: todos los Zeligs en que se fundieron nombre & apellido de 1999 a 2019 para jugar en la primera A del universo de la m*** mundial? ¿Dos décadas? Así es, veinte años de crear aprender descubrir mirar dibujar sentir estampar hacer experimentar tijeretear incomodar reír. Veinte años, o muchos más, de hablar en idioma textil. Lo textil y lo textual se aman etimológicamente en el tejido: tejen, construyen, trenzan, entrelazan. Entonces, ¿se dirá que Jessica, cuando empieza un proyecto nuevo, es arriesgada, temeraria, artesanal, caprichosa, imparable?
A fines del 18 empezó a fraguar en ella una idea que alguna vez fraguó en millones: la de mandar todo al diablo. Aunque Jessica lo hizo a la manera de Jessica, reescribiendo el palimpsesto de su vida. ¿Fagocitando lo viejo para convertirlo en flamante? Porqué no. ¿Por qué no? ¡Porque no! Un no que se desviste como una cebolla para transformarse en sí vibrante, un sí que tira del ovillo de aquel no, y así en divino vaivén, uróboro. Para la canción “Nú Com a Minha Música”, Caetano compuso y cantó esta línea hermosa: “coragem grande é poder dizer sim”. ¿Necesita traducción? Jessica se metió a hacer esculturas. En cierto modo ya las venía haciendo, salvo que ahora se quitó mil pieles de encima para partir de cero. Hoy son esculturas, ¿mañana cohetes? “Me saqué la rutina, me limpié, me liberé, me conecté con mi pasado y enseguida apareció esto; el textil es mi impresión, mi sello, y usarlo para otros fines surgió como una forma de elevarlo, de llevarlo hacia otros horizontes”, dice, terminante, pero se sabe que todo lo que termina está siempre a punto de empezar.
Una artista con sus materiales y sus máquinas que se apropia de sus formas y de sus colores investigando la física y las tonalidades de toda índole.
Desde los 90’ desarrolla con la termofusión una carrera descollante que incluyó desde el Pritt glue stick de los 70’, líquidos que transformaban la pilcha en una pantalla de iPhone, hasta el arcoíris multitodo que hicimos juntos en trosmanchurba a partir de la investigación con máquinas que usaba la industria del deporte, adaptando temperatura, presión y estructuras de la maquinaria dura de estampado.
Luego ella desenchufa el color y enciende la alucinación monocromática: funde, derrite, pinta y deconstruye. Jessica Trosman se vuelve escultora y maga de la paleta, la mancha y el acabado.
Solo puedo decir: no se pierdan los textiles de Jessica.